No habrá nunca una puerta. Estás dentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
tenga fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
Borges
martes, 13 de octubre de 2009
¿Cuál era el dilema?
sí, y a riesgo de ponerme a filosofar, pregunto: quién no quiso ser alguna vez como una membrana de vidrio, para tener tan clara su razón de ser ?
EH?
ResponderEliminaryo nunca lo qise
ResponderEliminarla verdad es qe, corriendo el riesgo de sonar ignorante, no se lo qe es una membrana de vidrio