No habrá nunca una puerta. Estás dentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
tenga fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
Borges
sábado, 24 de diciembre de 2011
Navidad en la casa de él.
Nunca llegó a convertirse en costumbre. Y de verdad no la pasaba tan bien. Pero este año, voy a extrañarlo. Al menos, me va a parecer raro no ir.
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