me fui a depilar, y la depiladora no paró de hablar durante todo el tiempo, mientras yo sufría de dolor.
lo mismo pasaba con el profesor de manejo (y eso que supuestamente te tenés que concentrar), y pasa con la empleada, el señor del kiosko, la vendedora en la tienda, el portero, e innumerables personas más.
acaso olvidamos el valor del silencio?!
definitivamente, cuando nacemos debemos aprender a hablar..y a quedarnos callados.
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