No habrá nunca una puerta. Estás dentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
tenga fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
Borges
lunes, 5 de abril de 2010
si es cuestión de confesar
luego de asumir la pérdida de un chip que me recuerda demasiado a mi ex, me siento y es lo primero que veo al levantar la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario